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Ultima ratio

 

Por: Alberto Pinzón Sánchez

 

La última razón. La muerte como último argumento. “La solución final” del Nazi fascismo alemán, firmemente convencido en su brutalidad o estupidez que matando a las personas se resolverán los profundos problemas sociales; que matando y exterminando judíos y bolcheviques se acabarían los odiados usureros judíos y los revolucionarios bolcheviques.

 

 

Un equivalente en Colombia ha sido la teoría criolla de la “limpieza social” del narco fascismo dominante que supone que matando pobres y miserables a quienes denomina “desechables” se acabará la pobreza. Teoría aplicada que le ha hado tanta experiencia y renombre mundial y que luego bajo la mampara de las teorías contrainsurgentes del enemigo interno, se amplió al exterminio no solo de los desechables sino a los múltiples genocidios políticos (todos impunes hasta hoy) de sus opositores y rebeldes contestatarios.  

 

 

Uno de ellos un alegre joven barranquillero del populoso barrio San Felipe, llamado Jesús Santrich Núñez, militante de la juventud comunista que en la década del genocidio político de la Unión Patriótica hacía parte y militaba en ella, licenciado en Biología de la U del Atlántico pero de profesión dibujante que firmaba sus afiches políticos como “Jesan”. Dirigente estudiantil y biólogo de profesión a quien sus compañeros de fanfarria apodaron “el babillo”, ejecutado de un tiro en la cabeza por el agente del Das José Solarte Duarte en la madrugada del 17 de noviembre de 1990.

 

 

Ese joven caribe fusilado, un mamagallista per se, tenía dentro de su célula política universitaria un amigo entrañable con el nombre de difícil pronunciación de Seuxis Pausias proveniente de la llanura costera de Toluviejo, hijo de un modesto profesor escolar de filosofía apasionado admirador de Simón Bolívar, pasión que infundió a su hijo, quien en el entierro de su camarada y amigo, presionado por la situación insoportable de ver caer acribillados uno a uno sus camaradas comunistas de la Unión Patriótica (de la misma manera como lo vería 29 años después) convencido de que no había futuro, decidió tomar el nombre del fusilado y darle a su ideas rebeldes la práctica de la lucha armada ingresando a las guerrillas de las Farc- EP, en donde con el nombre de su amigo acribillado Jesús Santrich; debido a su carisma, inteligencia y visión de largo alcance a pesar de su irreversible ceguera, pronto fue promovido a cargos de mayor responsabilidad en la estructura político-militar que se estaba consolidando en la región caribe hasta tener el rango de comandante.

 

 

17 de abril de 2021, 31 años después de haber sido ejecutado el primer Santrich por el fascismo narco paramilitar en ascenso, un “comando cazarrecompensas colombo yanki” conformado dentro del ejercito colombiano, no solo ejecutó en una emboscada al segundo Santrich sino que le mutiló su cadáver cercenándole un dedo para identificarlo y así poder cobrar la millonada en dólares que el gobierno de Colombia y el de los EEUU ofrecieron por su cabeza.

 

 

Recordando al mundo la antigüedad de esta vieja práctica del fascismo contrainsurgente colombiano de mutilar cadáveres para identificarlos, por ejemplo, como sucedió en marzo de 2008 con el comandante y miembro del Secretariado de las antiguas Farc-EP Iván Ríos, cuyo cadáver fue mutilado por el agente del Ejército infiltrado en la guerrilla “ alias Rojas”, quien después de darle un tiro en la cabeza le cortó no el dedo sino la mano derecha con la que se presentó ante el batallón militar más cercano para cobrar el millón y medio de dólares que daban por su cabeza como “ultima ratio”, con la que se ha pretendido acabar con la insurrección guerrillera de orientación comunista.

 

 

El segundo Santrich, el comandante de las Farc-EP, después del montaje para extraditarlo a los EEUU acusado de narcotraficante que Martínez Neira, el agente del ultra potentado financiero Sarmiento Angulo en la Fiscalía de Colombia, pudo comprobar en cabeza propia, como por sus características intelectuales, carisma político rebelde y limitación visual había sido seleccionado por sus enemigos  como el punto más débil del hilo dentro del grupo guerrillero que había pactado la paz con el gobierno Santos en la Habana 2016, para ser liquidado.

 

 

 Bien fuera por una muerte lenta en una cárcel de máxima seguridad en algún desierto candente de los EEUU a 30 metros bajo tierra sin ningún Derecho Humano como su amigo juvenil el también caribe Simón Trinidad, o bien abatido por una bala de fusilamiento en un enfrentamiento. Con esta perspectiva sin futuro, consciente de que su destino había llegado al callejón sin salida y sin regreso, como en 1991, se regresó a las armas esta vez un poco más “simbólicamente” con el fin de acompañar con sus conocimientos, ideas y visión lejana, a un grupo de antiguos camaradas que compartieron con él la idea de que era mejor morir combatiendo al fascismo contrainsurgente que arrodillado ante la perfidia y los engaños del régimen.  

 

 

 Lo sabía y lo dijo en muchas oportunidades y en los numerosos videos que con un “subfondo suicida” se dedicó a sacar y a publicar en internet, consciente también de que esos videos eran la pista más segura para su ubicación fatal por parte de quienes movidos por la avaricia lo estaban cazando.

 

 

El comandante guerrillero Santrich pronto fue ubicado. No cabe duda. El subpresidente colombiano Duque fue informado pero faltaba la orden legal para su muerte, pues todavía quedaba en el aire y en la opinión pública la sensación de que su persecución había sido un montaje, “un entrampamiento” del Fiscal Martínez Neira. Esa orden fue el fallo-presionado por Duque emitido por la Corte Suprema de Justicia de Colombia de fecha 13 de mayo de 2021 (4 días antes de su ejecución) con la que se legalizaba su extradición a EEUU por narcotráfico y se le lavaban las manos al perverso asalariado Martínez Neira.

 

 

Con esta orden legal (recordemos la consigna de FP Santander: “cualquier cosa con tal de que sea una ley”) se dio vía libre y la orden a la operación de los cazarrecompensas del Ejército colombiano para ejecutar al indeseable ciego-que-veía-lejos, y en un helicóptero amarillo llevarse el dedo amputado junto con las demás fotos biométricas testimoniales de identificación para el cobro de la millonaria recompensa en dólares que ofrecían conjuntamente el gobierno colombiano y estadounidense por su muerte, como la “última ratio” del fascismo contrainsurgente en su vano,  estéril y cruel intento de acabar con sus enemigos internos.

 

 

Lo demás, lo explica el comunicado emitido por sus compañeros del grupo Segunda Marquetalia, muy publicitado en las redes sociales.

 

 

Y así podemos finalizar este corto obituario doble, preguntándonos: ¿A cuál Santrich le han aplicado la “última ratio”?

 

 

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De lo real maravilloso a lo real horroroso

 

Por: Alberto Pinzón Sánchez

 

En el hervidero de ideas antimperialistas que era la U. Nacional de Bogotá en 1970, no era mucho lo que se sabía sobre el Instituto Lingüístico de Verano (ILV), sobre el que se hacían numerosas denuncias acerca de los extraños manejos lingüístico-religiosos de claro contenido neocolonialista en diferentes comunidades indígenas colombianas. En el departamento de Antropología a donde todos los compañeros recurrían en busca de más y precisa información tampoco existía la información necesaria. Era un vacío muy preocupante.

 

 

Fue así como una compañera estudiante y militante de la Juco U Nacional aficionada al teatro, dijo ser amiga de unjoven abogado y periodista que había hecho una investigación amplia sobre el temay estaba dispuesto a venir al departamentoa tener un conversatorio “académico” con los futuros antropólogos, resaltando la palabra “académico”. Se aceptó ampliamente la propuesta y fue así como vino Fernando Garavito a nuestro salón de actos y nos dio un explicación muy pormenorizada  sobre todo de los aspectos legales que regían la relación de esa agencia lingüística-religiosa de los EEUU, traída por el presidente Lleras Camargo durante su gobierno para que mediante cartillas bíblicas dotara de alfabetos las varias lengua indígenas que en esa fecha todavía quedaban en territorio colombiano.  A todos los asistentes a esa charla nos quedó clara la vía amplia de exploración que se abría, que posteriormente daría sustento al movimiento de denuncias y rechazo que culminaríandécadasdespués a la salida de dicho Instituto lingüístico de Colombia. No volví a ver en persona a Fernando Garavito, aunque le seguí enviando colaboraciones parael magazín cultural que organizó en Cali con el sugestivo nombre de “Extravagario” y  que publicó cumplidamente.

 

 

El periodistaGaravito,un hombre realmente honesto y sincero de mi generación, siguió su vocación íntimay continuó ampliando denuncias,así como simpatías entre sus lectores con exquisitas y calificadas columnas donde retrataba de cuerpo entero a lospoderosos y empingorotados corruptos y venalesgobernantes que empezaban a abrirle paso a los narco paramilitarespara la toma del Estado; lo que le granjeó(como a muchos otros intelectuales críticos colombianos por ejemplo a García Márquez) no ya la antipatía, sino el odio fascista característicoque los envenena por dentro.

 

 

Escribió la columna “? Porqué los autores del desfalco de la nación a través del banco del pacífico, ocupan los más altos cargos administrativos del nuevo gobierno del presidente Uribe Vélez?”, fue despedido miserablemente del “liberal y democrático” periódico El Espectador. Lo amenazaron, ydebió exiliarse en el 2002 en los EEUU.

 

 

Pero afortunadamente ese mismo añoya en el exilio “productivo”, y antes de morir en un lamentable y extraño accidente de tránsitoen uno de esos arenales yermos que bordean alguna carretera en el Estado de Nuevo Méjico, había tirado una piedrita sobre las tersas y quietas aguas superficiales que cubren ese lago estancado y en descomposición que se llama régimen de Colombia, al haber escrito  en compañía del también periodista estadounidense Joseph Contreras, “ La biografía no autorizada del señor de las sombras, Álvaro Uribe Vélez”,libro pionero y esclarecedor que no ha parado de continuar editándose en sucesivas ediciones, y que generó una ola de ondas concéntricas cada vez más amplias en ese lago quieto pero en fermentación irreversible.

 

 

Vinieron luego  toda una serie de estremecedoras denuncias públicas y de verdades dichas por la miles de victimas de las atrocidades que aquel “Señor de las Sombras” descrito Garavito y Contreras, queen silencio y protegido por la impunidad oficialhabía ordenado en silencio,  a sus  compinches y cómplices, cometeren su fanática y sanguinaria carrera hacia el Poder del Estado colombiano y la toma de su institucionalidad. A más denuncias más impunidad, cinismoy ley del silencio; más estigmatizaciones y represión militar contra los denunciantes acusándolos de ser seguidores de los anticolonialistas y liberadores Simón Bolívar y el Apóstol Martí, insultándolos con el baldón de ser “Castro Chavistas”, cuandosinsospecharloelvituperio resultó ser una honra estimulante para continuar con las denuncias y la resistencia total.

 

 

Y así, hasta que  finalmente el escrito de Garavito y Contreras, enriquecido y actualizado por el también abogadoperiodista Daniel Mendoza, en una serie documental web con el nombre de Matarife, un genocida innombrable,empezó a erosionar definitivamente la imagen del “atractivo dirigente con cara de eterno adolescenterevestido de teflón al que nada se le pega” ( ¡ay de la revista Semana!),hasta hacerla perder toda su legitimidad y legalidad y convertir al innombrable señor de las sombras en el  simple delincuente  “subjudice” que es ahora.

 

 

Hoy día internacional del proletariado , 1 de mayo de 2021, elpueblo colombiano, unpocomás consiente de la carnadura real (talante le dicen) de sus dirigentes y gobernantes,quienes después del asesinato de J E Gaitán en 1948supieron montar un régimen de horror contrainsurgente y desde inicios de los 70 lograron blindarlo con las huestes y carapintadas fascistas-narco-paramilitares comandadas por el Señor de las Sombras; está mostrandoen las calles y carreteras colombianas la profunda crisis social y humana a la que la conducido finalmente el pelele cebado “que dijo Uribe”.Crisis generalizada que se estaba larvando desde hace mucho tiempo en las profundidades deaquel apaciblelago de aguas estancadas que no alcanzaba a percibirse en su superficie, pero que los dominantesexhibían satisfechoscomo una de las democracias más antigua del continente. Una Suiza criolla sin suizos, una Atenas suramericana sin Partenón y sin griegos. En fin.

 

 

Mejor sería decir: Una Colombia martirizada durante siglos por aquellos descendientes ideológicos y políticos de aquél otro Señor de las Sombras del siglo XIX, de bigotico relamido envuelto en una capa roja delegalidad (cualquier cosa con tal de que sea una ley) llamado F. P. Santander, asesino silencioso del Libertador Simón Bolívar, que dejó una escuela política a sus continuadores oligárquicos para conservar el poder sobre la base de guerras y masacresy, contando con la ignorancia pasividad y bondad de nuestro pueblo, convertir al país en unahorrorosa e ignominiosa fosa común, vergüenza de la humanidad doliente.

 

 

Pero nadaes eterno en el mundoy hoyla toma deconciencia popular movilizada, anuncia venturosamente que la Crisis de Hegemonía del régimen colombiano es irreversible (OJO crisis de hegemonía según el concepto gramsciano) que si bien a causa de la brutal represión armada anunciada posiblemente  no se resuelva de inmediato,  si queda claro que ha entrado en un espiral de desarrollo  progresivo, hacia su superación dialéctica, el aufheben de la filosofía de la praxis.

 

 

No dudo en agradecer a Fernando Garavito los caminos que mentalmente me abrió: Allá en el salón de Antropología en el 70 sobre el Instituto Lingüístico de Verano que tanto me sirvió para obtener mi grado de antropólogo, y luego en el 2002, con el libro biográfico sobre Uribe Vélez quedesde la fecha de su publicaciónme sirvió para crear el concepto de Miniführercon el que pude escribir tan extensamente  sobre el régimen fascista colombiano al que ya le comenzó a cantar el cisne negro.

 

 

Fuente Imagen Internet. 

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¿Y si Frechette tiene la razón?

 

Por: Alberto Pinzón Sánchez

 

 

El alma en pena de Álvaro Gómez como la de J.E. Gaitán sigue atormentando la elástica y complaciente conciencia de los colombianos. Regresan los falsimedios adictos al régimen a echar sal en la herida abierta de sus seguidores para salar aún más sus rencores y resentimientos, y continuar por otros 70 años con la incertidumbre de no conocer la verdad y con la manipulación y crispación social a base de mentiras, las cortinas de humo del fiscal de bolsillo propaladas por periodistas prostituidos y corrompidos, quienes de antemano saben que el secreto tan rigurosamente guardado o confundido en innumerables e improbables hipótesis buscando el ahogado río arriba y contra la corriente por otros 70 años (que comunistas, que amigos, que la inteligencia militar, que figurones de la oligarquía gobernante, etc.) seguirá bien guardado bajo secreto de Estado “clasificado” en Washington, donde  estará enmoheciendo hasta cuando sea desclasificado.  

 

 

Ya lo dijo claramente en múltiples oportunidades, incluso poco antes de morir, el bilingüe y sinuoso conocedor de las sutilezas de nuestro idioma el ex embajador de EEUU en Bogotá M. Frechette, uno de los personajes centrales en todo el turbulento periodo de la presidencia de E Samper, gobernante de la oligarquía en 1995 sindicado como autor intelectual de la muerte de A Gómez (como lo fueron los gobernantes Ospina Pérez y Laureano Gómez el-padre-de-su-hijo, de la muerte de J. E Gaitán en 1948), cuando dijo con todas las letras: “Hay secretos de Estado que no contaré” (ver  https://www.semana.com/gente/articulo/murio-myles-frechette/535758/ )

 

 

En estas dos truculentas muertes “de Estado”, en donde han sido regadas innumerables pistas y huellas como se dispersan alrededor de un cadáver sus vísceras y su sangre para despistar los perros sabuesos que teatralmente se traen junto con las cámaras de televisión para que sigan el rastro del asesino que ha escapado “impunemente” por la selva enmarañada de la burocracia estatal de la fiscalía, que investiga el “horroroso crimen que ha conmovido a nuestra sociedad”, y que no es más que una teatral rasgadura de vestidos, de los fariseos gobernantes que le han enseñado al sufrido y ensangrentado pueblo colombiano el significado de la verdad: De aquella verdad que os hará libres.

 

 

Sobre la repulsiva y alevosa muerte del tribuno del pueblo J. E Gaitán, cuyo 73 aniversario se conmemora hoy 9 de abril de 2021, que tanto impresionó mi infancia lejana, sobre lo que se ha escrito tantas verdades que todas chocan con aquella Gran Verdad Real y Material del muro de silencio impuesto por el Pentágono de los EEUU, realmente es poco lo que se puede agregar: El pueblo colombiano en estos 73 años de impunidad ya ha aprendido a separar la paja del trigo.

 

 

En cambio, sobre la repelente y cobarde muerte “sicarial” del A. Gómez, así como una serie de extrañas e injustificadas muertes “sicariales” que lo acompañaron, de varios personajes de derecha como de izquierda todas ejecutadas con el terrorífico método del atentado personal, tan odiado como repudiado por Lenin y sus seguidores comunistas como forma de lucha política inútil que solo sirve a los enemigos del pueblo y al descrédito de quienes lo practican.

 

 

Muerte que fuera traída a la actual escena re conflictiva de Colombia por las declaraciones y adjudicaciones hechas por uno de los sicarios de la red urbana de sicarios Antonio Nariño de las Farc, quien la ha confesado junto con sus protectores ante la Justicia Especial para la Paz (JEP) creada por el Acuerdo Santos -Timolíon firmado en la Habana 2016; la que como lo dijo el hijo del asesinado Mauricio Gómez ante los magistrados JEP el 07 abril 2021, “no pudo ser ordenada por quien los jefes fundadores de las Farc, Jacobo y Marulanda, mostraron respeto como adversario y contradictor e incluso invitaron a dialogar en Casa Verde y a realizar diálogos políticos de paz en el Hotel Tequendama.”  Ver texto declaración en https://www.las2orillas.co/mauricio-gomez-en-la-jep-nuevas-revelaciones-del-asesinato-de-su-padre/

 

 

Queda más bien la sensación objetiva de ser una operación de la Inteligencia Militar actual, con el fin de continuar el descrédito de los fundadores de esa guerrilla reclamada como comunista y, terminar con el proceso de demolición militar, moral y política de esa guerrilla que se trae.

 

 

La verdad ultima sobre el asesinato de Álvaro Gómez está en Washington y bien debería el fiscal de bolsillo del subpresidente Duque, pedir que le envíen certificado el secreto que el sinuoso ex embajador Frechette se llevo consigo a la tumba.

 

 

Claro que sin descartar lo que la familia Gómez reclama: que se aclare completamente la participación del ex presidente E. Samper Pizano en todos aquellos acontecimientos de Estado, su amistad con el general Camilo Zúñiga cuestionado por el departamento de Estado yanqui por sus vínculos con el narco y sus contradicciones o rivalidades con el escabroso general “golpista” Harold Bedoya, tristemente vinculado como organizador del narco paramilitarismo contrainsurgente colombiano iniciado con la muerte del bandolero conservador Efraín Gonzáles en 1965.

 

 

El papel del locuaz Hugo Mantilla, quien por aquellos días hablaba a grito herido sobre el golpe a Samper a sus contertulios de la librería la gran Colombia de la calle 18 arribita de la 7 ° en Bogotá; íntimo amigo personal y político ultramontano de Tradición Familia y Propiedad (TFP) con monseñor Alejandro Ordoñez, que pudo salvarse de la racha “sicarial” vengadora de la Inteligencia Militar desatada contra los traidores al golpe de Estado contra Samper, al asilarse en Suiza donde murió doce años después dejando varios testimonios escritos.

 

 

El papel del pintoresco del ciudadano español Pablo Victoria, profesor de la escuela de Inteligencia Militar colombiana y chupasangre de las arcas del Estado Colombiano (21 millones de pesos mensuales de pensión como parlamentario colombiano) quien también dejó testimonios escritos de su desinformadora versión, exculpando a sus compañeros de la Inteligencia Militar en el libro “memoria de un golpe”.

 

 

Pero entre las vísceras esparcidas alrededor del cadáver de Gómez Hurtado hay una que llama la atención porque todavía palpita viva, pues muestra cómo la muerte de Álvaro Gómez fue una operación de infiltración de la Inteligencia Militar colombiana a través de una rueda suelta de sicarios en la cúpula de la guerrilla, lo que coincide con la misma autoinculpación que se ha hecho (obviamente para devolver algún favor militar) recientemente ante la Justicia Especial para la Paz uno de los responsables de la cúpula del partido Farc:

 

 

Es la versión dada por el diario El Tiempo, vocero oficioso del Régimen en su totalidad y muy bien informado (dateado) por la versión de la Embajada de Frechette en Bogotá, que inicialmente publicó al parecer en abril de 1999 (no hay fecha en la noticia) titulada “GENERALES, AL BANQUILLO” donde se menciona a reconocidos generales de la Inteligencia Militar y de la contrainsurgencia, violadores de todos los derechos humanos posibles como Iván Ramírez Quintero, Bernardo Ruiz y Emilio Cifuentes, quienes después quedaron libres debido a la maraña de impunidades tramitadas por la fiscalía colombiana (ver https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-873374 .

 

 

 Nota que reproduzco totalmente porque estoy seguro va a ser borrada o quitada. Por lo que invito a los lectores a que por favor la lean totalmente y saquen sus conclusiones:

 

 

… “Si los investigadores del magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado siguen dando credibilidad a los principales testigos ocultos, tres generales uno de ellos activo corre el riesgo de ser encausados penalmente.

 

 

Por: REDACCIÓN EL TIEMPO

 

 

Por lo pronto los fiscales regionales que tienen a cargo el proceso creen que Emilio I y Primavera dicen la verdad cuando afirman que el coronel Bernardo Ruiz, ex comandante de la Brigada de Inteligencia Militar, reclutó en Bucaramanga a los hombres que ejecutaron el crimen, registrado el 2 de noviembre de 1995.

 

 

Por esa razón dictaron recientemente medida de aseguramiento en su contra y decidieron que debe continuar privado de la libertad, por lo menos mientras termina la investigación.

 

 

Emilio I considerado hasta hoy uno de los testigos estelares de cargo acusa ahora reiteradamente a los generales Hernando Camilo Zúñiga, comandante de las Fuerzas Militares durante la administración Samper; Iván Ramírez Quintero, actual agregado militar en Chile y Ricardo Emilio Cifuentes, ex comandante de la Segunda División del Ejército.

 

 

En la medida de aseguramiento dictada contra Ruiz, conocida íntegramente por EL TIEMPO, fiscales de la Unidad Especial de Terrorismo escriben al respecto lo siguiente: Han sido varias las ocasiones en que el testigo reservado identificado con la clave EMILIO I (v. fl. 303 c.c. 53, fl. 110 c.o. 50, fl. 72 c.c 46, fl. 302 c.c. 52), ha dado testimonio en esta investigación, y en ellas (sic) ha formulado graves cargos de participación en contra de los generales RICARDO EMILIO CIFUENTES - IVAN RAMIREZ QUINTERO - CAMILO ZUÑIGA CHAPARRO y el Coronel BERNARDO RUIZ SILVA en el sentido de ser los responsables de la muerte del Doctor Álvaro Gómez Hurtado, de haber ordenado su ejecución, motivados por su rechazo a liderar un Golpe de Estado en contra del Gobierno legítimamente constituido del cual era su representante el Dr. ERNESTO SAMPER PIZANO .

 

 

Es un ex agente... Sus acusaciones ya generaron reacciones. En su primera declaración pública sobre el caso, el general Ramírez dijo a este diario desde Chile que Emilio I sólo busca hacer daño a oficiales que han tenido sobre sus hombros el peso de delicadas misiones institucionales (ver entrevista).

 

 

El general Zúñiga, por su parte, ya instauró denuncio penal contra Emilio I por los delitos de injuria y calumnia y desafió al testigo a dar la cara y a sustentar sus acusaciones ante la comunidad.

 

 

El general Cifuentes, que ha negado cualquier relación con el caso, no pudo ser ubicado ayer para conocer su réplica a la versión específica de Emilio I.

 

 

Cifuentes ya fue absuelto disciplinariamente por la Procuraduría en relación con supuestas irregularidades cometidas por sus escoltas en el caso Gómez.

 

 

Sí, complot A juzgar por las valoraciones contenidas en la medida de aseguramiento, la Fiscalía se ha inclinado finalmente a favor de la hipótesis de que el asesinato de Gómez está ligado a un frustrado complot que buscaba el derrocamiento del entonces presidente Ernesto Samper.

 

 

Cree que el ex dirigente político santandereano Hugo Mantilla tuvo amplia injerencia en la preparación del complot que se habría frustrado con la negativa de Gómez a liderar un movimiento que provocaría un cambio de facto con un golpe a Samper.

 

 

Mantilla, que supuestamente se encuentra en el exterior, declaró en diciembre del año pasado a la revista Semana que efectivamente asistió a varias reuniones donde fue tratado el tema y que incluso lo discutió con el general Zúñiga, a quien acusó de haberse vendido posteriormente a Samper para obtener su tercer sol.

 

 

La Fiscalía tiene la siguiente lectura sobre Mantilla: HUGO MANTILLA: Conocido en el ámbito castrense como historiador y escritor, personaje de quien reiteradamente se señala tiene la profesión de conspirador, con gran ascendiente en los altos estamentos del Ejército Nacional, analista eventual de la BRIGADA 20 DE INTELIGENCIA, crítico radical del Gobierno de ERNESTO SAMPER PIZANO; durante los últimos meses de 1995 activista decidido de un movimiento de oposición a éste; lideró y promovió numerosas reuniones convocando a personajes representativos de la vida política nacional, de la industria, de los mandos militares con los cuales se trataba a fondo la viabilidad de provocar una insurrección en contra de las instituciones legítimas del país para colocar en el poder lo que se dio en llamar una JUNTA CÍVICO-MILITAR. Acudió al Generalato en pleno y obtuvo el respaldo de un considerable número de ellos para llevar a cabo sus objetivos.

 

 

Es una venganza contra nosotros El ex comandante de inteligencia del Ejército y hoy agregado militar en Chile, general Iván Ramírez Quintero, rompió su silencio frente a las acusaciones que lo involucran en el crimen de Álvaro Gómez.

 

 

Desde Santiago, el general habló con EL TIEMPO para afirmar que Emilio I , el testigo de la Fiscalía en el caso Gómez, es un ex miembro de la inteligencia militar que no merece credibilidad y que solo busca vengarse de él y de otros generales.

 

 

Emilio I , un testigo secreto de la Fiscalía, lo acusa a usted y a otros dos generales del crimen de Álvaro Gómez. ¿Qué comentario le merece? Quiere decir que no tengo nada que ver con ese caso. Es un absurdo. Es la injusticia más grande que están cometiendo conmigo. Estoy seguro de que todo esto es una venganza contra mí y contra los generales. El tal Emilio I , que nadie sabe quién es, todo lo está diciendo de oídas. Cómo puede decir que yo estoy detrás de la muerte del doctor Gómez. Eso no tiene sentido. Estoy seguro de que la medida de aseguramiento contra el coronel Ruiz no la dictaron con base en lo que dice Emilio I . Tienen que tener otros elementos de juicio... Y hay más mentiras.

 

 

¿Cómo cuáles? Por ahí hay otra famosa testigo, creo que de apellido Blanco, también protegida por la Fiscalía, que me acusa de que a una finca mía el doctor Samper mandó la plata para ese crimen. Imagínense esa cantidad de brutalidades que están diciendo.

 

 

Quién puede ser Emilio I? Tengo entendido de que esta persona está identificada. Como que hay unas personas, no sé si son algunos generales u otras personas, que ya le colocaron unos denuncios. Creo que está identificado. Parece que es una persona que trabajó en inteligencia hace algún tiempo y tiene algunas venganzas contra alguien.

 

 

Tal vez contra usted? Es una venganza contra los generales. Pero lo que puedo decir es que no hay ninguna razón para que el Ejército hubiera asesinado al doctor Gómez. Además, eso de golpistas es terrible. Si hubo alguien leal al doctor Samper ese fui yo. Siempre estuvimos a su lado, hasta el final de su mandato.

 

 

La Fiscalía lo ha llamado a dar explicaciones? Yo hice dos declaraciones escritas hace como dos o tres años. Me preguntaban por una placa de un carro. Ordené que averiguaran si esas placas pertenecían a inteligencia y se respondió. A raíz de eso me veo yo metido en este paseo. Hace cinco días le envié.

 

 

un oficio a la Fiscalía pidiéndole que me aclare mi situación. Por ahora, estoy esperando respuesta, con mi conciencia tranquila.

 

 

 ** Ver Facsímil de la medida de aseguramiento

 

 

Fuente imagen revista Semanahttps://www.semana.com/semana-tv/vicky-en-semana/articulo/mauricio-gomez-hijo-de-alvaro-gomez-lo-que-dice-el-tipo-carlos-lozada-no-tiene-ni-pies-ni-cabeza/202131/

 

 

  

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Salvatore Mancuso y el concepto clasista de fascismo

 

Por: Alberto Pinzón Sánchez  

 

Constituye un de importancia trascendental, el que finalmente después de tantos años de lucha y sangre, Caracol.com.co la cadena propaganda mediática trasnacional más perturbadora y facciosa del régimen fascista colombiano, publique el 30.03.2021, “contextualizada”, una de las afirmaciones más serias de la declaración de Salvatore Mancuso, dada (hace 5 meses) en un audiencia virtual ante la Sala de conocimiento de Justicia y Paz del Tribunal de Barranquilla, las que hasta ahora solo se han conocido de manera fraccionada, distorsionada y cínicamente falseadas por los editores de la falsimedia adicta. Ver noticia en https://caracol.com.co/emisora/2021/03/30/barranquilla/1617069435_388112.html

 

 

Y es de importancia histórica, porque definitivamente quedan establecidos los hechos concretos siempre presentados de manera nublada y adulterada para que no pudiesen ser teorizados correctamente y, se condujera al pensamiento crítico hacia la vieja sentencia médica de que “un mal diagnóstico, lleva siempre a un mal tratamiento”.

 

 

No hay duda de que esta noticia aporta una gran realidad a nuestro intento teórico-práctico de confirmar que, en la compleja y contradictoria realidad colombiana coexisten en su desarrollo histórico, mezclados o superpuestos (muy a pesar de los rayos y las centellas lanzados permanente por los “teóricos” marxistas del negacionismo fascista), tres componentes conceptuales que los luchadores antifascistas y comunistas de todos los tiempos han abstraído dentro del concepto de fascismo: 1-Un proyecto fascista. 2-Un régimen fascista. 3-Un Estado fascista. Pero además y para mayor complejidad, se mueven dentro de dos grandes categorías analíticas actuales: la del Sistema Mundo del Imperialismo transnacionalizado, junto con su estrategia geopolítica fundamental de la Contrainsurgencia. Veamos un resumen de este movimiento: 

 

 

1-Un proyecto fascista continuado y agenciado históricamente en todo su desarrollo por una fracción de la clase dominante, el que entronca fuertemente con las ideas clericales autoritarias de la constitución de 1886 y la dictadura de Rafael Reyes 1904. Con sus prolongaciones posteriores del Respice Polum o sometimiento al naciente Imperialismo estadounidense cuya inauguración en Colombia fue la “masacre de los obreros de la cia bananera United Fruit en 1928”. Con las concepciones corporativistas violentas del falangismo español de la tercera segunda década del siglo XX, difundidas en nuestro país por los “leopardos” y luego hechas gobierno durante las 3 dictaduras conservadoras del medio siglo XX con Mariano, Laureano y Gurropin. Posteriormente refundidas dentro de un falso liberalismo en el pacto autoritario y excluyente de Sitges /57 que dio origen al Estado plebiscitario arbitrario y excluyente del Frente Nacional en 1960, junto con la aplicación institucional a gran escala del proyecto paramilitar o antisubversivo a partir de las recomendaciones del general USAmericano W. Yarborough en 1962. Prontamente reforzado por la teoría de la “Seguridad Nacional “de los años 70 en Colombia, seguido por los refuerzos institucionales del Plan Colombia en 1998 con Pastrana y, las ejecutorias prácticas por llevarlo aún más hacia adelante durante el periodo de 16 años de la “Seguridad Democrática” de Uribe Vélez y JM Santos (del 2002 al 2018) que han desembocado en la actual “Seguridad con Legalidad” de subpresidente Duque.

 

 

2-Se ha construido una régimen fascista apoyado en una sólida alianza de larga duración entre las clases burgués-terrateniente, para conformar gobiernos coaligados o pactados que durante la mayor parte del siglo XX, superando las diversas y profundas crisis económico sociales, políticas -morales, y,  Regionales, adelantaron las correspondientes modernizaciones administrativas, una industrialización mediana, junto con un desarrollo extremadamente violento de despojo utilizando todo tipo de cuadrillas armadas legales como la “policía chulavita”, o ilegales como los “pájaros y bandoleros de los dos partidos”, y luego milicias Estatales antisubversivas o paramilitares que llevaron a profunda reorganización en el campo y que según los estudiosos del tema, se basó en el histórico cultivo de café para la exportación siguiendo la vía reaccionaria violenta y antidemocrática prusiana o “ junker”, en detrimento de la pequeña y mediana propiedad agraria y sobre los hombres de los asalariados agrarios.

 

 

Y posteriormente, a partir de los años 70 del siglo 20, cuando el cultivo del café no pudo soportar la competencia internacional, el neoliberalismo globalizado se impuso en el continente americano como forma de gobernar y, el café fue sustituido por la exportación de narcóticos y por las grandes explotaciones agro mineras y energéticas, se hizo entonces necesario adelantar las correspondiente adecuaciones en la estructura del Estado mediante la Constitución de 1991, cuidándose siempre de incluir en ella a las variopintos sectores de las clases medias cooptadas, como de continuar la estrategia permanente de demolición y desorganización de la clases trabajadoras como clases conscientes.

 

 

3- Se ha constituido un Estado fascista entendiendo a este según la enseñanza del antifascista, marxista y comunista italiano A Gramsci, como una relación social que condensa históricamente la lucha de clases en una sociedad dada, en su esencia contradictoria: Hegemonía revestida de Coerción sobre la base de la reorganización del componente “coercitivo” o represivo según los estrictos cánones de la doctrina de la contrainsurgencia estadounidense de la guerra fría, impuesta oficialmente al Estado colombiano como Estado (como ya se ha dicho) durante el primer gobierno autoritario y excluyente del Frente Nacional según la imposición en 1962 del general USAmericano W. Yarborough. Y se adecuaron los demás Aparatos Ideológicos de Estado o aparatos de Hegemonía correspondientes.

 

 

Así tenemos que, volviendo a la noticia de Caracol sobre el “narco-paramilitar convicto y confeso” Salvatore Mancuso, no solo quedan en firme el planteamiento anterior, sino que además llevan a más precisiones sobre el conflicto interno colombiano generado por la contradictoria y desigual implantación del fascismo en Colombia, lo que muy probablemente aumenten las iras de los negacionistas.

 

 

Lo primero que queda establecido en las afirmaciones reveladas, es que Salvatore Mancuso fue extraditado en mayo del 2008 a los EEUU, con cargos de narcotráfico por el presidente de Colombia Uribe Vélez, el con el claro fin de callarlo y continuar el sistema tradicional de impunidades. Con él se pretendió aplicar la ley de la “Omertá” o silencio mafioso a uno de los dirigentes políticos más importantes de las milicias fascistas del Estado colombiano, las que repito se ha dicho antes, fueron establecidas institucionalmente, es decir con toda la cobertura y legitimidad que da un Estado legalmente establecido e internacionalmente reconocido, durante el primer gobierno autoritario y excluyente del Frente Nacional según la imposición en 1962 del general USAmericano W. Yarborough.  Sin embargo es menester saber que cuatro años antes de su extradición, en 2004 y durante el gobierno de quien los iría a extraditar unos años despues, las milicias narcoparamilitares del Estado volvieron a ser legitimadas y legalizadas cuando sus más reconocidos jefes, el señor Mancuso, junto con sus compinches de la cúpula Ramón Isaza y Ernesto Báez, llegaron al Congreso donde fueron recibidos apoteósicamente y ovacionados por el grueso de la clase reinante o casta política dominante  (Ver discurso y ovación https://www.youtube.com/watch?time_continue=8&v=KcQYlCDuwFk&feature=emb_logo

 

 

Segundo, que dichas milicias fascistas Estatales, siempre tuvieron como objetivos políticos concretos destruir el tejido social de las clases sociales subalternas (explotadas y oprimidas) potencialmente opositoras al régimen político, así como exterminar lista en mano, a sangre y fuego, a los enemigos políticos identificados por los aparatos represivos del Estado como enemigos internos o comunistas, estuvieran estos organizados en guerrillas de resistencia, o no.

 

 

Tercero, que dichas milicias fascistas institucionales denominadas por los medios de comunicación inicialmente como paramilitares tenían una doble cara de origen. Además de ser organizaciones político-militares, también eran narcos. Legales e ilegales según la conveniencia como se ha visto.

 

 

Cuarto, que su conformación inicial obedeció a un proyecto Estatal estrategico y de gran envergadura continental, cuyo centro organizador estuvo en manos de las Fuerzas (legales y legítimas) Armadas de Colombia, la que logró aglutinar varias clases y fracciones de clase sobre la base de los carteles de narcotraficantes en asenso sostenido debido a las sumas enormes de dólares provenientes de su exportaciones que empezaron a llenar el sistema financiero colombiano y a engordar aún más a la gran burguesía agraria,  industrial, bancaria y financiera; sumándole grandes propietarios de tierras o terratenientes y ganaderos, grandes empresarios agrícolas del banano, de la palma aceitera y otros cultivos extensos. Grandes empresarios de la minería y el extractivismo; a directivos de empresas multinacionales especialmente estadounidenses con intereses en estas materias primas; a propietarios de los medios de comunicación transnacionalizados; a sectores de la burocracia Estatal o pequeña burguesía proclive, especialmente de los empleados de la justicia y otros aparatos institucionales ligados a la administración y coerción del Estado como al aparato electoral, tanto de los niveles central o nacional, seccional, como local; a la llamada clase política  o “clase reinante” (no necesariamente la clase dominante más bien mixtura compleja de pequeños burgueses ascendidos y cooptados por los dominantes, según Poulantzas 1970), todo cubierto con el manto justificador y unificador aportado por la Embajada de EEUU en Bogotá. Constelación clasista que desde 2009, fue teorizada por Vilma Liliana Franco con la vigorosa categoría sociológica de Bloque de Poder Contrainsurgente (BPCi), lo que no me ha cansado de sostener contra el viento estructural funcionalista y posmoderno, y contra la marea de los negacionistas.

 

 

quinto, que se confirman una vez más los estudios de la mayoría de investigadores económicos e historiadores sobre el peso específico del llamado “asunto de la tierra” y la vía prusiana o “junker” del desarrollo antidemocrático, regresivo y sobre todo violento del capitalismo dependiente en el campo colombiano, como su inercia y persistencia actual (reciclamiento) del conflicto interno colombiano, que actualmente la politología de las “usinas teóricas” de régimen (institutos universitarios de pensamiento creados por politólogos franceses) tratan de presentar como un novedoso fenómeno producto de los cultivos de coca para la venta al narcotráfico y el fraccionamiento y la descomposición o atomización de las post-Farc.

 

 

Es decir que, al negacionismo del concepto clasista del fascismo, se le ha venido a sumar la peligrosa construcción teórica que está haciendo carrera de que con el Acuerdo de la Habana 2016 entre Santos y Timochenko ha habido un borrón y cuenta nueva en el conflicto interno colombiano, y la sociedad se apresta a entrar en un nuevo conflicto.  Lo que constituye un relato dominante ideal para presentar el peligroso escenario internacional de guerra irregular que estamos viendo en las noticias sobre el escalamiento de grandes combates y operaciones militares sostenidas en la frontera colombo venezolana y sus inquietantes posibilidades de desarrollo ulterior.

 

 

En breve, espero haber mostrado algunos elementos esenciales de la realidad colombiana, la que sí es posible captar históricamente en su totalidad contradictoria en lucha, mediante los conceptos y categorías marxistas de fascismo (en sus tres instancias) de Imperialismo global y de su geo estrategia de Contrainsurgencia

 

 

Fuente Imagen: Salvatore Mancuso da declaraciones ante la falsimedia colombiana en su campamento paramilitar. 

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El fascismo colombiano y las elecciones de 2022

 

Por: Alberto Pinzón Sánchez

 

 

Las noticias sobre la situación política en Colombia (para no hablar de las generadas por el conflicto armado: escalamiento de la confrontación por el control de toda la frontera con Venezuela, compra de aviones de guerra aérea, bombazo en Corinto, reciclamiento del conflicto armado, etc) además de la deformación que sufren en la falsimedia adicta al régimen, pasan veloces y no dan casi tiempo a una reflexión pausada y asimilable.

 

 

Pero si se analizan con los conceptos y categorías de la ciencia política inaugurada por A Gramsci, por ejemplo, las que definió para el análisis del fascismo en su país desde la segunda década del siglo XX, pueden darnos algunos puntales solidos y de más largo plazo para entender la realidad colombiana actual. Veamos el movimiento:  

 

 

Una vez derrotado “in nuce” el proyecto reaccionario de prolongar por dos años más el mandato presidencial a la nulidad del subpresidente Duque, presentado en el Parlamento colombiano el 18.03.2021 (el que varios analistas serios interpretaron como un intento de golpe de Estado), el Bloque de Poder Contrainsurgente BPCi dominante, ha decidido definitivamente que para superar la prolongada crisis de Hegemonía por la que atraviesa la sociedad colombiana, será el escenario electoral del 2022 donde se cumplirá el doble objetivo:

 

 

Por un lado de unir y centralizar en uno solo toda las clases dominantes y superar definitivamente la fractura entre fracciones de larga data entre “uribistas y santistas”, y determinar quién se queda definitivamente con la Hegemonía en el Estado que cemente el bloque unificado, si el candidato que diga Uribe o el que diga JM Santos; profundice el proyecto reaccionario violento de continuar con el proyecto extractivista de acumulación de capital por despojo impuesto por el Imperialismo y, lleve adelante el reciclamiento del conflicto armado interno (que no es otro nuevo como escriben algunos columnistas del Espectador) con sus dos obligaciones o compulsiones internacionales: la “War on Drugs”, y la guerra de quinta generación narcoparamilitar contra Venezuela que estamos presenciando.     

 

  

Y por el otro lado, continuar manteniendo bajo control y sometida a la gran masa de la variopinta pequeña burguesía arribista y antiobrera, que como clase subalterna que es, y aliada incondicional cuando no cooptada por los dominantes, ha empezado a dar alarmantes muestras de independencia y de tener un proyecto propio de masas para disputar electoralmente la presidencia de la república, aliándose con algunos sectores reformistas que se dicen representar a la clase obrera, clase social esta, esencial para el capitalismo dependiente colombiano, actualmente demolida y dispersada   violentamente por el fascismo narcoparamilitar de facto sometiéndola a la más abyecta impotencia política y reivindicativa, como nunca antes se había visto en la historia de Colombia.

 

 

La pequeña burguesía “bravucona”, rasgo de clase muy característico de su enfurecimiento ante la frustración de no poder subir o ascender en calidad y cantidad dentro de la estructura colombiana actual de clases sociales, sino por el contrario ir a causa de la crisis “cuesta abajo en su empobrecimiento, ruina y miseria”, se apresta envanecida y soberbia a salir a la “celada electoral” que le han propuesto, inflada con pseudo encuestas en redes sociales y análisis alegres que le hacen algunos violentológos post modernos, promoviendo entre sus seguidores la idea demagógica de que en un gobierno suyo se resolverá mediante reformas el conflicto interno colombiano (como se dijo) reciclado, muy probablemente se supere el fascismo narcoparamilitar, la impunidad Estatal que lo ha cobijado tradicionalmente y lo seguirá protegiendo y, creyendo ingenuamente que la “comunidad internacional” está de su lado.

 

 

Que geopolíticamente las cosas siguen como cuando militaban en la ANAPO de los años 70 del siglo pasado, o como cuando firmaban en la Constitución neoliberal y contrainsurgente de 1991 su sometimiento al bloque bipartidista ampliado que se recompuso con su cooptación en ese año, y que todo sigue sin moverse.    

 

 

Que la economía-mundo, hegemonizada desde 1945 por la potencia económico-militar-financiera de los EEUU sigue igual, que el Hegemón occidental hoy no afronta un serio proceso de lenta decadencia económico-social manifestada en las sucesivas crisis económicas cíclicas de larga maduración, la última, la crisis financiera del 2008, a la cual se le debe agregar el actual colapso ecológico-climático-demográfico del planeta agravado por la pandemia del coronavirus y el surgimiento paulatino de dos o tres nuevas potencias capitalistas rivales, que han abierto la fase histórica de descomposición-recomposición mundial que se ha dado en denominar con la idea rosada de “transición del Unilateralismo al Multilateralismo”.

 

 

Lo que en buen romance no es más que el proceso real de “agotamiento civilizatorio” de un modo de producción globalizado que ha llegado al límite de su posibilidades históricas y necesariamente llevará a su superación dialéctica, y frente a lo cual el reformismo de larga duración por muy bien intencionado que esté o muy bien presentado retóricamente solo será un placebo momentáneo; frente a lo cual hay que tener una clara posición anticapitalista y superadora que se le debe decir claramente a los posibles electores.

 

 

Pero no es todo: el BPCi que si está espoleado por la necesidad de la ganancia y sobre todo de garantizarla en el largo plazo, si ha detectado el reto a su Hegemonía y el peligro a su “seguridad”  que representa no controlar la frontera con Venezuela y, se ha dispuesto a enfrentarlo: Ha anunciado la conformación de un bloque de multimillonarios poderes facticos regionales, de experimentados plutócratas y capos de eficaces de clanes clientelistas y económicos como los ex alcaldes Alejandro Char (Barranquilla) Federico Gutiérrez (Medellín) y Enrique Peñalosa (Bogotá), tripleta mágica para ganar elecciones a la que ya han anunciado su adhesión los ex mndatarios seccionales, electoralmente aún mejores como Dilian Francisca Toro, del Valle, Luis Pérez, de Antioquia, y Jorge Emilio Rey, de Cundinamarca, y  el ex liberal costeño Verano de la Rosa, orientados por el “capo di tutti capi” desde su hacienda “el Uriberimo”.

 

 

Se equivoca el posible rival del santismo De la Calle al decir que es el uribismo sin Uribe. Es todo lo contario: los dos poderes del Estado a su servicio, el poder legal y el poder ilegal factico unidos por Uribe para despues de Uribe.

 

 

¿y la expresión política de la clase obrera? Triste decirlo: un cero a la izquierda, esperando ir a rastras del programa político de la pequeña burguesía, mientras espera aterrorizada cuando llega el de la moto.

 

 

¿Será que así se derrotará el fascismo colombiano?  Es en todos los casos caso, es y será una respuesta difícil de aventurar, y esto es lo que he intentado escribir aquí.

 

 

Fuente imagen Internet

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Colombia debe ir más allá de los diagnósticos

 

 

Por: Alberto Pinzón Sánchez

 

 

Ha llegado el momento de dar un salto cualitativo en la tarea de esclarecimiento teórico practico de superación (dialéctica) de lo que se llama la situación actual de Colombia.  En los últimos años ha habido una loable explosión de diagnósticos, desde muy diversos puntos de vista, dados a conocer en  la parte que hemos aceptado denominar como “el antisistema”, que ha enriquecido como nunca el debate teórico-pactico tanto de los movimientos sociales, como de las resistencias a la ofensiva del imperialismo y sus agentes en nuestro país.

 

 

Se han hecho balances muy serios, argumentados y documentados en documentos y en las protestas sociales sobre el desastre económico social; sobre el aumento pasmoso de la desigualdad social y la crisis al parecer sin solución que ha significado del neoliberalismo trasnacional autoritario, impuesto por el sistema global del imperialismo con su acumulación de capital por despojo en los últimos años en Colombia. Acera del ecocidio y la destrucción minero-energética de la naturaleza. De la rapiña, desplazamientos de campesinos y el millonario despojo de tierras. La ruptura definitiva y profundización de la contradicción campo-ciudad. La fractura regional por los poderes regionales de facto. El ingreso conflictivo de nuevas subjetividades de raza, etnia, o género en la lucha de clases y desde luego en la política y en la colorida movilización social: la minga indígena y campesina, las negritudes, los movimientos de género, el feminismo y anti patriarcalismo, para solo mencionar algunos.

 

 

Sobre la desindustrialización y destrucción generalizada de sindicatos y de la vieja tradición de lucha sindical; la flexibilización laboral y la precarización; el desempleo masivo y el rebusque de cada vez más trabajadores. La crisis educativa, y la crisis sanitaria de la ley 100/ de 1991, puestas al descubierto y agravadas por la reciente pandemia del coronavirus.

 

 

En fin, el agravamiento de antiguos e históricos problemas económico sociales y políticos no resueltos cuyo telón de fondo es (como lo dijo el sabio Alfredo Molano) la tierra y el Estado; con la consecuente exacerbación de las contradicciones sociales que se han sumado a la perfidia y mala fe del bloque de poder de las clases dominantes en Colombia, para burlar el Acuerdo de paz de la Habana 2016 firmado entre el Estado colombiano y las Farc-EP, con el que se pretendió resolver uno (no el único) de los más crónicos problemas históricos de la formación del Estado colombiano. Santistas y Uribistas depusieron momentáneamente su riña callejera y mediática para coincidir en el fondo en una cosa: No implementar integralmente dicho Acuerdo convirtiéndolo en la practica en un papel mojado muy fácil de despedazar o de hacer trizas.

 

 

Años antes de que se publicara el “libro gordo de petete” de 740 páginas, sobre el conflicto interno colombiano titulado “contribución al entendimiento del conflicto armado en Colombia”, hecho público a comienzos de 2015 pero publicado por la Comisión Histórica del conflicto y sus víctimas en diciembre de ese año; ya se disponía de dos muy buenos análisis científicos publicados también en libros:

 

 

1-El libro de Vilma Liliana Franco, “Orden Contrainsurgente y Dominación”. Siglo del hombre 2008, que daba una excelente visión jurídica ética de la histórica dominación contrainsurgente en Colombia desde comienzos de la década de los 50 del siglo pasado, perfeccionada una década después durante el primer gobierno del Frente Nacional con los dos famosos pactos del presidente Alberto Lleras, uno con el jerarca falangista Laureano Gómez en Sitges España en 1957, y otro, del presidente con la cúpula militar en el teatro Patria en 1958. Ambos reforzados con las visitas en 1962 a Colombia del general del US Army, William Yarborough con sus recomendaciones, que dejaron sentado y establecido definitivamente el régimen contrainsurgente de dominación en Colombia, cuya abstracción la investigadora Franco estableció rigurosamente en el vigoroso y sólido concepto esencial de Bloque de Poder Contrainsurgente (BPCi), al que me he referido en innumerables ocasiones.

 

 

2- El libro de Raúl Zelik, “Paramilitarismo, violencia y transformación social política y económica en Colombia”. Siglo del hombre editores, primera edición en castellano 2013; libro que da una amplia y desarrollada mirada incluso desde el punto de vista Global y trasnacional, con información factual y descriptiva por lo demás muy diversa, abundante, bien documentada como argumentada, sobre el contradictorio y complejo fenómeno paramilitar en Colombia que el titulo mismo del libro describe.

 

 

Sin embargo, es de lamentar que el investigador y escritor Zelik no hubiera mostrado todo su conocimiento que posee sobre la historia colombiana, sobre todo desde las guerras civiles bipartidistas ganadas por los conservadores, en las que participaron el autócrata conservador Rafael Núñez con su general devenido en dictador a comienzos del siglo XX Rafael Reyes: Nueve guerras civiles que confluyeron en el establecimiento del Estado autoritario y clerical de la “regeneración conservadora” sintetizada en la Constitución de 1886, que duró viva reprimiendo y construyendo hegemonía de dominación y explotación durante más de un siglo.

 

 

 También, que hubiera confundido la “policía Chulavita oficial” de las dictaduras falangistas conservadoras y anticomunistas del medio siglo XX, con las bandas paramilitares y parapoliciales llamadas popularmente “Pájaros”, que asolaron sobre todo el Occidente de Colombia durante las dictaduras mencionadas, y que posteriormente fueron trasplantadas por los terratenientes y financistas  del Oriente santandereano a la provincia de Vélez con el bandolero conservador y rojaspinillista Efraín González.  

 

 

Así mismo es de lamentar que, el minucioso investigador no hubiera elaborado de tan rico material expuesto algún concepto “concreto pensado” sobre el concreto “real descrito”, como por ejemplo, el de Bloque de Poder Contrainsurgente (BPCi) elaborado por Vilma Liliana Franco. Sin embrago está claro que en el enjundioso libro de Zelik, se articulan en su movimiento dialectico y se entrelazan contradictoriamente tres grandes conceptos dialecticos que han servido para avanzar en la discusión tórica y posteriores debates sobre los diagnósticos de la realidad colombiana como son los de Imperialismo, Fascismo y Contrainsurgencia, a los que me referí en el estrecho marco de un artículo periodístico de opinión (ver  https://rebelion.org/imperialismo-fascismo-o-contrainsurgencia/)

 

 

A los dos libros  citados, se le pueden agregar los importantes y abundantes debates teóricos sobre el planteamiento del gran antifascista y fundador del partido comunista Italiano, el leninista A Gramsci, sobre su famosa tesis de la guerra de posiciones política, ideológica y cultural que se debe desarrollar en sociedades civiles bien estructuradas, o la guerra de movimientos en sociedades civiles débiles y, que la historia práctica de la resistencia comunista en Colombia a la contrainsurgencia de los años 60, desarrolló como una mezcla de ambas con la famosa consigna de “combinar” (en lugar de utilizar) todas las formas de lucha de masas que Lenin recomendaba antes de Gramsci.

 

 

En la conciencia de los movimientos sociales y de resistencia, ya está claro que tanto la contrainsurgencia como el fascismo y el imperialismo son complejos conceptos históricos que se han venido desarrollando con la historia real y contradictoria de lucha por la emancipación de los pueblos y trabajadores concernidos en el Mundo globalizado; con avances retrocesos, rupturas, reformulaciones y con particularidades nacionales que se deben mirar a la luz de la historia de cada país de manera amplia y sin esquematismos dogmáticos, pero eso sí, sin perder nunca su esencia clasista. Su carácter de ser expresiones concretas y reales de una clase social en esta fase  de financiarización en el desarrollo del capitalismo neoliberal globalizado trasnacionalizado, que sigue obteniendo plusvalía de la explotación del trabajo humano, acumula capital en cantidades inimaginables con los servicios financieros y, oprime, aliena y hegemoniza a las clases subalternas, para tenerlas bajo control con sus grandes gigantes tecnológicos.  

 

 

 Tres conceptos distintos y conjugables, pero en los que hay que distinguir muy claramente y no confundir en su aplicación práctica sus similitudes, cuando se trata de una ideología, de un régimen, o de un Estado. Por ejemplo, en la formación económica social dependiente tempranamente sometida por el Imperialismo estadounidense llamada Colombia, existe un Bloque de clases en el Poder del Estado conformada en los albores de ese siglo 19 por una alianza de larga duración entre burguesía librecambista y usurera, con terratenientes o hacendados esclavistas ligados a la exportación de materias primas y metales preciosos; alianza íntimamente asociada al Imperialismo estadounidense. También tenemos que existe desde sus orígenes y conformación como Estado nación, una ideología fascista y falangista, pro hispanista y católica ultramontana, de prolongada incubación histórica.

 

 

Además, existe un Estado contrainsurgente de larga duración, entendido no solo como una correlación de fuerzas enfrentadas o en lucha, sino como “Hegemonía revestida de Coerción” (según la clásica definición gramsciana). Estado legal y legítimo que según sus propias definiciones es heredero moderno y poseedor de los 5 monopolios con los que se definió en la Italia del papado el Poder real: 1-Forza. 2-Forca (horca o justicia).3-Fazenda (impuestos) 4-Farina y 5-Festa (harina y entretenimiento, que recuerdan el “panem et circenses” del imperio romano), que está dirigido por un Bloque de Clases dominante, que a lo largo de la historia colombiana ha ido adoptando la ideología global de la contrainsurgencia, la del exterminio del enemigo interno como forma de gobernar. Poder que es sustentado desde dentro por la potente estructura de coerción oficial de la que dispones y es reforzado por el poder regional de facto del narco paramilitarismo, y desde fuera, por el gobierno de los EEUU con algunos de su aliados más cercanos.

 

 

Estado, inicialmente estructurado como ya se dijo arriba, a partir del pacto bipartidista Lleras Camargo- Laureano Gómez / 1957, y el pacto de largo alcance hecho permanente del primer gobierno del Frente Nacional con la cúpula de las Fuerzas Armadas del teatro Patria/ 1958, base legal a la que se sumaron las recomendaciones oficiales del Gobierno de los EEUU representado por el general del US army William Yarborough en 1962.

 

 

Estado contrainsurgente pertrechado por EEUU, que inicia en 1964 el conflicto armado interno con la agresión a los 48 campesinos del Marquetalia en el sur del Tolima y en otras regiones colombianas de colonización, reforzado a continuación y según las circunstancias del desarrollo del conflicto armado interno por cada gobierno de turno, con el desarrollo paulatino del paramilitarismo oficial que posteriormente devino en narco paramilitarismo y cuyos hitos más importantes son:

 

 

La adopción del Estatuto de la Seguridad Nacional expedido por el régimen represivo de Turbay Ayala y el general Camacho Leiva en septiembre de 1978. El ataque a Casa Verde sede de la guerrilla de las Farc en diciembre de 1990, poco antes de la Constituyente neoliberal de 1991, realizado por el gobierno de Cesar Gaviria y seguido por la adopción oficial de la guerra integral. La implementación del Plan Colombia, durante el gobierno de Pastrana, como un plan contrainsurgente elaborado en EEUU en 1998, con el fin de reformar y rearmar al ejército colombiano y dislocar y derrotar la rudimentaria guerra de posiciones con los famosos cilindros, que había comenzado la comandancia de las Farc. Y Por último, los “octienios” o gobiernos de la seguridad democrática de Uribe Vélez y su socio inicial (luego rival de fracción de clase) JM Santos, hasta llegar al gobierno actual del subpresidente Duque, que la ofensiva del proyecto fascista y contrainsurgente pretende prolongar por dos años más.

 

 

este análisis clasista de fuerzas sociales en contradicción y en lucha continuada, es el que tesoneramente los aparatos de Hegemonía del Estado moderno han intentado nublar, cuando no disolver con su poder de confusión.  Por esto es Igualmente lamentable la profundidad con la que ha penetrado en la mentalidad de los intelectuales críticos e incluso entre quienes se llaman intelectuales “orgánicos”, la antigua teoría estructural-funcionalista anglosajona ahora fortificada por la charlatanería idealista “posmoderna” que, con el prurito de eliminar la fraseología antigua del marxismo radical  supuestamente desaparecido con el Muro de Berlín, han reemplazado el práctico análisis de clase en una sociedad dada, en donde estas clases sociales luchan indefinidamente con diferentes resultados que luego son sintetizados en las Constituciones o leyes máximas de esa gran condensación de la lucha de clases llamada Estado capitalista moderno; y han sustituido dicho análisis de las diferentes clases que forman la sociedad y luchan por sus intereses concretos, por una vacía e inocua tensión entre unas grandes mayorías y una elite”.

 

 

Conceptos vacíos ambos, que no permiten matizar intereses concretos, ni precisiones o especificidades materiales, mucho menos proyectos de clase para construir alianzas hacia un futuro por el cual luchar y vencer y emancipar a la humanidad e esa otra esclavitud llamada explotación y opresión.

 

 

Y esta es precisamente la razón del titulo de este articulo de opinión. Llamar la atención a los compañeros de la teoría critica del capitalismo, a superar la fase diagnóstica de la situación o coyuntura colombiana, para que se le ofrezca a la movilización social y de resistencia anti sistémica anticapitalista, una consigna movilizadora que sintetice la esencia contradictoria de tal coyuntura socio histórica tan crítica en la que se encuentra la sociedad colombiana.

 

 

 Algo que responda a la pregunta ¿Qué sigue después de la derrota electoral Uribismo o el Santismo que tarde o temprano habrá de suceder? Algo que vaya más allá de la derrota de su proyecto fascista contrainsurgente, paramilitar y corrupto, ligado a las finanzas trasnacionales del sistema global del Imperialismo.

 

 

 Que desestructure el Bloque de Poder Contrainsurgente dominante que se ha tomado la dirección del Estado colombiano y lo ha convertido en un Estado contrainsurgente dependiente del Imperialismo, que sigue impune blindado con una gruesa capa de amianto llamada Constitución nacional, que en 1991  reflejó la correlación de fuerzas sociales en aquella Colombia arrodillada al poder financiero del  narcotráfico, y completamente favorable al neoliberalismo trasnacional y la contra insurgencia estadounidense.  

 

 

Y esta desestructuración no será posible si no se modifica mediante un proceso constituyente amplio y sobre todo democrático la actual Constitución neoliberal vigente; funcional y utilizable por las clases contrainsurgentes dominantes durante los últimos 65 años de historia colombiana.

 

 

Nadie en la izquierda quiere hablar de eso ahora por los afanes electorales inmediatistas que imponen lo urgente por sobre lo Importante. Pero así mismo, más temprano que tarde, la crítica realidad social colombiana impondrá a la movilización social y de resistencia, la necesidad de discutir una tarea como la que se necesita para cambiar la Constitución neoliberal vigente en Colombia, bajo cuya vigencia y leyes aparentemente democráticas se han cometido los más horrorosos genocidios oficiales, exterminios y crímenes de lesa Humanidad contra sus contradictores sometidos, previamente estigmatizados como demonios comunistas y enemigos internos: hombres y mujeres trabajadores, obreros y obreras sindicalistas, indígenas, negros, guerrilleros amnistiados, defensores de derechos humanos, lideres comunales, miembros de juntas de acción comunal, o simplemente muchachos desempleados que “no estaban cogiendo café para ser presentados en público como bajas guerrilleras.

 

 

Es hora pues, de ir más allá de los diagnósticos y presentar algo así como lo hizo el politólogo Horacio Duque en noviembre del 2016, cuando se concluía el proceso de paz de la Habana y se pensaba ingenuamente que J M Santos y Timolión Londoño, eran sinceros y estaban movidos por de la buena fe.  (Ver https://kaosenlared.net/colombia-bases-politicas-para-la-constituyente-de-la-paz/ )

 

 

Fuente Imagen Internet.