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La llamada izquierda latinoamericana y Venezuela actual
Por Alberto Pinzón Sánchez (15 de agosto)
La mayor contribución de la actual lucha política y social de masas que remachó la verdadera democracia participativa en Venezuela, disparada por las pasadas elecciones presidenciales del 28 de Julio pasado, es, no solo, su contribución a desnudar aún más la crisis de la hegemonía y el declive del hegemón estadounidense (de la troika) del sistema global del actual Imperialismo, empeñado desde que el petróleo venezolano es petróleo, en convertirlo en su propiedad privada, para mover los miles y miles de aviones, barcos, submarinos, tanques, carros gigantes blindados para transporte de tropas, baterías para cohetes, cohetes y drones, etc, y, para hacer funcionar las inmensas fábricas del complejo militar-industrial-tecno-científico y financiero (movidas todas con petróleo), donde los productores privados de armamentos, nutridos por las compañías petroleras, producen los montones de armas de destrucción masiva con las que han impuesto su dominación imperialista al globo terrestre y en especial en su patio trasero América latina y caribeña.
Ha sido una contribución, eminentemente politica, la de barrer definitivamente de la terminología alternativa anticapitalista y revolucionaria el término ”Izquierda latinoamericana”, refrito y vuelto a refritar para presentarlo adornado con otras lechugas y aderezos de diferentes nombres como Progresismo o Izquierda Progresista, izquierda democrática, Izquierda no ideológica, Izquierda moderna, Izquierda no alineada en bloques, o Izquierda posmoderna; hábilmente aupada por CNN (https://cnnespanol.cnn.com/2024/07/29/izquierda-latinoamericana-elecciones-venezuela-orix/), o la BBC de Londres (https://www.bbc.com/mundo/articles/c3ej1j81yk9o), cuyos mejores ejemplos son, Boric, Petro, Lula, Almagro canciller de Mujica en 2010, o Fernández, entre los más nombrados.
La intensa lucha de masas combativas por la democracia participativa y verdadera, librada por la dirigencia del Estado Bolivariano de Venezuela y la multitud de sus seguidores, puso en su sitio no solo la defensa de su asediada y sancionada sociedad, del repetido embate incendiario y violento “guarimbero” de los llamados “comanditos anti Bolivarianos”; organizados, financiados y entrenados en Miami, Chile, Perú y Colombia, según las mismas confesiones de los guarimberos detenidos presentadas.
Sino que puso en blanco y negro con una nitidez que solo se ve en los momentos de crisis intensas cuando unas horas parecen años, que el asunto ya no es entre grupos de Izquierda y de Derecha, como falsamente lo han presentado las izquierdas españolas y algunas otras izquierdas europeas, sino entre un Pueblo trabajador debidamente organizado, enfrentado a un asedio y amenaza imperialista. Es decir, entre el Pueblo y el Imperialismo.
Poniendo, otra vez, en el orden del día, la tan temida, ocultada o borrada categoría del Imperialismo. No cualquier Imperialismo, sino el categorizado por Lenin en 1917, como fase superior del Capitalismo, el que, a partir de 1973, con el golpe fascista en Chile y los posteriores gobiernos de la sra Thatcher (1979) y de Mr. Reagan (1981) y como lo anticipó el Libertador en 1829, “plagaron al mundo de miserias a nombre de la libertad”, con el despiadado Neoliberalismo Imperialista, hoy en crisis irreversible.
La contradicción entre Izquierda y la Derecha, ha dejado de existir en Latinoamérica y el Caribe. La contradicción como lo ha dicho y practicado la herencia marxista verdadera, sigue siendo entre los Pueblos del Mundo y el Imperialismo colonialista. Entre quienes de una u otra forma le llevan agua al molino de sus ambiciones hegemónicas y explotadoras imperialistas y colonialistas, y quienes lo resisten (y resistirán durante el tiempo que sea necesario) en defensa de un Nuevo Orden (como llamó Gramsci su periódico) que está surgiendo y afianzándose como alternativa en esta turbulenta, crítica y acelerada fase de la historia humana.
Venezuela se ha colocado en la vanguardia de esa lucha y así lo han entendido los verdaderos luchadores sociales latinoamericanos y caribeños que (a la fecha) han apoyado al bravo Pueblo venezolano en su difícil lucha por la soberanía nacional y popular, por la democracia participativa y por la emancipación humana. Los gobiernos de los hermanos pueblos cubano, nicaragüense, hondureño, boliviano, los pueblos y gobiernos caribeños de Antigua y Barbuda, de Dominica, de San Vicente y las Granadinas, lo entendieron prontamente y prontamente se han solidarizado con el actual gobierno y pueblo venezolano. Así mismo, los pueblos y gobiernos de Rusia, China, Irán, Catar, Bielorrusia, Siria Azerbaiyán, Serbia, Eritrea, Madagascar, Namibia, República Saharaui, entre otros, demostrando que Venezuela no está tan aislada como nos lo muestran los diarios proclives de todo el continente, sino que su lucha ha despertado la solidaridad internacional, indispensable para vencer.
Así pues y con lo dicho; sería conveniente y racionalmente político que el presidente de los colombianos, considerando en frío, imparcialmente (según el verso del gran poeta Cesar Vallejo) que si Maduro cae, es un decir, es muy probable que su estandarte de la “Paz Total” deje de tremolar por un tiempo aún no determinado, pues la paz de Colombia, quien lo creyera pasa por la frontera colombo venezolana. Vamos, es un decir.